En enero de 2001, el autor comenzó las primeras transcripciones cuando vivía en Nueva York.

Inicialmente, comenzó como un proyecto mutuo con el contrabajista David Peña, quien proporcionó la transcripción básica de aproximadamente nueve canciones durante una visita a Nueva York en 2001. Mark Brown luego continuó por su cuenta durante 14 años hasta que contrató a María Eugenia Hamoni como su asistente personal. Ella ayudó con las letras, algunas transcripciones, investigación de datos, diseño de página, organización del repertorio, bases de datos y muchos otros detalles. Durante 2016, María Luisa Lamas, María Victoria Yánez y Heriberto Rojas contribuyeron esporádicamente con transcripciones básicas. En octubre de 2016, Mark intentó contratar un equipo permanente, pero el personal cambió con frecuencia. Entre los diversos asistentes estaban Bernardo Bernal, Vanessa Tapia y Javier Villamizar. Los ocho meses de trabajo intensivo para completar los volúmenes 1 y 2 de Libro Real incluyeron la edición de María Eugenia Hamoni, Vanessa Tapia y Bernardo Bernal. Franciest Poller trabajó en la producción desde 2016, y Eloimar Bonilla de mayo a octubre de 2017. Jessica Alcalá contribuyó de diversas maneras a mantener el proyecto en marcha entre 2016 y 2017 y está a cargo del canal de YouTube, la creación de videos y la edición. Muchos compositores han contribuido voluntariamente con su tiempo y talento para mejorar este proyecto, incluyendo a Cristóbal Soto, Henry Martínez, Pablo Camacaro, Aquiles Báez, Omar García, Vianey Isolis Ramírez, Miguel y Raúl Delgado Estévez, entre otros. Carlos García Carbó colaboró ​​en la investigación, y Pedro Quintero se encargó de todos los detalles de diseño, tanto interior como exterior.

En el Libro Real solo se incluyeron estilos musicales tradicionales venezolanos. El criterio utilizado fue priorizar los estilos venezolanos más auténticos y dejar para otra obra los derivados de estilos extranjeros. Por lo tanto, encontrará joropos de diversas regiones de Venezuela, merengues (caraqueños, orientales y andinos), danzas (zulianas, orientales), gaitas, bambucos, diversiones, pasajes y valses. Si bien el vals no es originario de Venezuela, los valses venezolanos tienen características que los hacen criollos y forman parte importante del repertorio folclórico nacional.

Podemos decir que compartimos la música llanera y, en cierta medida, la andina con nuestros hermanos colombianos. De ninguna manera pretendemos la exclusividad sobre estos géneros.

Mark Brown entrevistó personalmente a muchos compositores y les mostró sus transcripciones, tanto escritas como en audio, para verificar su autenticidad con ellos mismos. Si el compositor había fallecido, se intentó entrevistar a sus colegas músicos más cercanos para revisar las transcripciones. En casos de música muy antigua, se buscó la grabación más antigua y cercana al compositor para la transcripción musical.

En muchos casos, era difícil saber exactamente qué grabación era la mejor; quizás no existía ninguna grabación de la época, o en algunos casos, las piezas nunca se habían grabado y solo se disponía de una partitura manuscrita, a veces del compositor, a veces no. En algunos casos, las piezas solo se grabaron en casetes de grabaciones caseras muy deterioradas. En estos casos, se utilizó software de audio profesional para escuchar mejor los detalles y crear la partitura más fiel posible.

Dado que las interpretaciones de algunos compositores son muy libres y también varían de una interpretación a otra, tuvimos que estudiar la pieza y elegir cómo escribirla de la manera más básica, asumiendo que cada intérprete la interpretará a su manera. En estos casos, la partitura sirve de guía, y se anima a los usuarios a escuchar varias versiones de la pieza para ver cómo la interpretan. Para ello, hemos creado un canal de YouTube con audios que recomendamos escuchar, junto con información sobre la pieza y fotos relevantes del compositor, el intérprete y la región de origen.